Las últimas veces que he escrito algo ha sido de nuevo por alguna inspiraciön artística. O por una mtoviación espiritual.
Y quisas, por la racionalodad de mi espiritú, de mis sentimientos (al parecer esto es posible, de hecho; me creo buen ejemplo) mi místicismo es a veces numérico o factual. Recibir inspiración espiritual del número 42, o la sengunda ley de la termodinámica tengo que admitir que incluso a mi me parece un tanto Extrañoo (aunque para nada conplicado) y ver la charla de una escritora en TED comentar sobre lo saludable de querer pasar una parte de la responsabilidad del proceso creativo humano de nuevo a algún especie de energía antropomorfa, a pesar de los beneficios que ella propone, un poco retrogrado.
Aún así, me deja pensando sobre la fragilidad del ser humano, y creo encontrar mi solución en algo por las venas de como opino sobre la muerte; nosotros como individuos no debemos sentirnos demasiado importantes, la vida; o el flujo causal de las cosas se extiende por mucho más que una o mil o millones de vidas; y realmente las mentes individuales no deben considerarse fuente singular de ninguna idea, obra o asaña. Cada quien es catalizador de su herencia, tanto genética como social y del entorno en que les tocó vivir; y más que sentirse genios o divinamente inspirados serìa sentirse afortunados de poder con su arduo trabajo y esfuerzo poder servir de catalizador y condensar nuevas nociones para su respectivo presente en el flujo de la enormidad que es la naturaleza, el universo y la vida.
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